¿se puede aprender a dormir?

"Venga, a la cama..." o "Vamos, a dormir, que ya es tarde"...

¿Te suenan estas frases? ¿Sientes que tienes que repetirlas mil veces todas las noches?

No pierdas detalle de los siguientes consejos.

Establecer una rutina antes de acostarse.

Antes de nada, leed bien estos consejos para tener claros todos los pasos, horario y rutina a seguir, límites y normas que no dejaréis que se sobrepasen.

 

Los niños necesitan seguridad y eso se logra mediante rutinas. Señalad el momento de bañarse, el de dejar de jugar, cenar...y por supuesto, el de acostarse. Se debe decidir el momento preciso en que el niño debe acostarse y, una vez decidido, proceder con firmeza. 

Se trata de crear un "ritual del sueño"que el niño acabe asumiendo como normal.  Este "ritual" debe dar comienzo antes, utilizando señales que lo hagan patente.

 

El niño debe saber cuándo empieza la rutina del momento de acostarse, para que así vaya asimilando que llega el momento de descansar.

 

Debemos establecer una serie de pasos que le conduzcan a la cama: la intensidad y dinamismo de las actividades y juegos deben ir decreciendo a lo largo de la tarde (así que ¡ nada de guerra de almohadas cuando estén acostados!); evitaremos videojuegos y televisión poco antes de irse a dormir, especialmente si su contenido es de mucha acción; después de la cena deberán saber que, tras lavarse los dientes, solo quedará un poco para irse a dormir... La rutina de acostarse debe proporcionar una sensación de seguridad cálida y de un final del día agradable.

 

Unos 15 minutos antes de acostarse, antes del abrazo y beso de buenas noches, es recomendable que establezcáis un tiempo de intimidad y tranquilidad con vuestro hijo, sin televisión ni distracciones. Podéis contarle un cuento, cantarle una canción, dialogar sobre sus cosas. Debéis hacer de este un momento especial, cálido, deseable. Eso sí, siempre teniendo y dejando claro (de manera cariñosa, pero firme) que se trata exclusivamente de ese tiempo, y no ceder ante sus "chantajes". Bastará con decir que se le quiere, que le deseamos que duerma bien y que mañana continuaremos con uno nuevo.

Por último, dadle las buenas noches y apagad la luz. Recordad que debéis iros antes de que se duerma, porque queremos evitar malos hábitos, como que dependa de vuestra presencia para dormir.

Ahora imaginemos que vosotros seguís los hábitos y rituales del momento de acostarse. Habéis dejado, finalmente, a vuestro hijo en la cama hace unos instantes pero...¡se pone a llorar! o ¡ya no está en ella! Después de 10 minutos, vuelve a estar en el salón, pidiendo agua, diciendo que tiene miedo o cualquier otra excusa. Entonces deberemos seguir otra serie de técnicas y hábitos para modificar esa conducta ya adquirida.  

Si estáis en este tipo de situaciones podéis consultarnos a las "profes" y os ayudaremos, ya que es necesario una atención más individualizada.